3 de mayo de 2024

Cadena Total

Presentes cada día

¡Salí de ahí, Maravilla! | Norte Chaco – Diario Norte

Columnista
El 15 de septiembre de 2012, Sergio «Maravilla» Martínez y Julio César Chávez (hijo) protagonizaron una de las peleas más recordadas del boxeo latinoamericano.

El argentino, a sus 37 años, se enfrentaba con un contrincante once años menor que, además, llegaba al choque con un récord atemorizante: invicto en sus 46 peleas como profesional, de las cuales había ganado 32 por nocaut. Su padre, además, era toda una leyenda del pugilato internacional. Chávez Junior quería dejar de ser «el hijo de».

Estaba en juego el título de la categoría peso mediano de la Asociación Mundial de Boxeo. Durante once rounds, Martínez le dio a su rival una lección de estilo y precisión. Pero en el último asalto Junior salió a quemar las naves, y uno de sus misilazos encontró la mandíbula de Martínez, que cayó sobre la lona. En la transmisión televisiva, el relator Walter Nelson, que hasta allí venía ponderando con elegancia la superioridad del compatriota, dejó de lado las formas y simplemente gritó: «¡Salí de ahí, Maravilla!».


La frase quedó resonando en la historia y se convirtió en un retrato perfecto de lo que vive el espectador, en un show como el de los cuadriláteros, cuando ve a su púgil favorito en una situación comprometida. Algo parecido deben querer decirle a Jorge Capitanich muchos de sus colaboradores y seguidores, en medio de esta pelea electoral que hasta un mes y medio atrás parecía bajo control y ahora lo tiene obligado a hallar la manera de revertir la derrota sufrida en las PASO de junio.

Lo que cambió todo es el Caso Cecilia, opinan tanto en el gobierno provincial como en la oposición. Y justo cuando el caso comenzaba a retirarse lentamente de la agenda periodística y del interés público, por tornarse más espaciadas las revelaciones y novedades de la investigación judicial, otra trompada que nadie vio venir: Osmar «Quintín» Gómez, candidato a diputado provincial en el puesto número 11 de la lista del gobernador, denunciado por violación y rápidamente detenido.

¿Cómo salir del asedio de golpes si, cuando el boxeador parece recomponerse, algo nuevo, terrible e inmanejable salta y se mete dentro del ring?


Para cuando la historia de la gravísima imputación contra Gómez llegó al conocimiento público, ya habían pasado varios días desde que el gobierno tomara conocimiento de la acusación contra su candidato y colaborador. Por eso el contrato de Gómez como «personal de Gabinete» del Poder Ejecutivo fue dado de baja el 17 de julio, el mismo día en que LNN, la supuesta víctima del dirigente social, formalizó su denuncia en una dependencia policial.

La administración peronista hizo lo que recomiendan los manuales. La bomba ya había estallado, el tiempo no se podía volver atrás y solo quedaba la posibilidad de mitigar daños. Obligado a moverse en esa estrecha franja de posibilidades, el Poder Ejecutivo reaccionó con reflejos más eficaces que cuando la desaparición de Cecilia se convirtió en noticia. La contratación y la candidatura de Quintín quedaron trituradas rápidamente y hubo una admisión de la gravedad de los hechos denunciados que fue mucho más temprana que la exhibida ante la búsqueda desesperada de los familiares de la joven esposa de César Sena.

¿Serán suficientes las expresiones y medidas de distanciamento en relación con Sena y Gómez como para que el electorado -el independiente, el que realmente importa en este ajedrez- considere que, efectivamente, el modo de construcción política del oficialismo y la aparición de casos como los que vienen conmoviendo a todo el país son dos elementos de la realidad que no se tocan entre sí?


Frente a ese interrogante, algo que definitivamente no le facilita las cosas al PJ son los puntos en común que tienen las situaciones de Sena y Gómez con otros hechos recientes y no tanto. Puntos de contacto que, además, ni siquiera dependen de si ellos resultan ser culpables o inocentes de los delitos que se les imputan, porque tienen que ver con cómo hubo recursos y estructuras del Estado que fueron puestos a disposición de organizaciones que, claramente, no tenían una supervisión siquiera básica por parte de las autoridades.

Tanto el movimiento de Sena como el de Gómez fueron receptores de fondos públicos que los convirtieron en virtuales gerentes de la pobreza. No importa que eso se quiera disfrazar de «empatía con los que menos tienen» o de «políticas inclusivas», lo real y concreto es que venimos presenciando un desfile de referentes «sociales» que terminan siendo señores que visten con prendas de humildes obreros pero se mueven en vehículos de alta gama, son beneficiarios de miles de hectáreas de tierras públicas y utilizan lo que supuestamente reparten para atar voluntades a sus proyectos personales. Eso no es contener a los pobres, es entregarlos envueltos en papel celofán a patrones incontrolados que deciden a qué tienen derecho sus subordinados y a qué no. Si van a tener y conservar un plan de empleo precario, una beca, una casa o unas horas-cátedra en la escuela «de gestión social» (dirigida por alguien que ni siquiera tiene un título secundario), o si lo perderán por no asistir a una marcha o a un acto partidario.

Y está, siempre, la romantización de la transgresión. Una manera de ver las cosas que está del lado de quien corta la calle o la ruta, no del laburante que queda varado, a veces durante horas, a la espera de que se le devuelva su derecho a circular a fin de poder producir y generar aquello que permite… que quienes ejecutan los piquetes puedan ser sostenidos por el Estado.

GENTE AFORTUNADA

Pasa todo el tiempo. En diciembre pasado, una dirigente piquetera instaló su camioneta (¿esta gente nunca anda en una humilde motito o a pie?) frente a Casa de Gobierno y amenazó con iniciar un incendio si no era atendida. La recibió un funcionario. Y hace pocos días volvió a suceder: dos mujeres amenazaron con hacer explotar una garrafa en la sede del gobierno. Habían llegado en una Toyota Hilux (la automotriz japonesa debería instalar su casa matriz en el Chaco). El gobierno anunció que iba a retirarle apoyo a la fundación de ambas. Por cierto, la entidad se llama «Recuperando valores».

En 2021 fue detenida una referente del barrio Toba. La habían encontrando comercializando en supermercados mercaderías del Ministerio de Desarrollo Social. Ella y su pareja tenían a su nombre 14 vehículos, entre camionetas y automóviles. Se les abrió una causa por supuesto lavado de dinero. Y no olvidemos a la fundación «No me olvides»: el matrimonio que la dirigía obligaba a jóvenes beneficiarias de planes sociales a prostituirse.

Es verdad que hay dirigentes sociales honestos, luchadores verdaderos por la dignidad de sus compañeros. Pero está claro que convertir las acciones asistenciales en una ganadería de pobres no mejora nada. Y posiblemente, al revés de lo que se dice, termina siendo el motivo por el cual la conjugación de ciertas condiciones políticas acaba abriendo caminos que desembocan en las crónicas policiales.

En 2012, Sergio «Maravilla» Martínez se mantuvo en pie, desoyó a Nelson y se plantó a cruzar golpe por golpe con Chávez. Acabó ganando por puntos. En el Chaco el round final está en pleno desarrollo y, francamente, el resultado es lo de menos. Lo que importa es que quien gane entienda que nada de todo esto puede seguir siendo igual.

Director periodístico. 

source