3 de mayo de 2024

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¿Qué Chaco retratan los indicadores sociales y económicos de la … – Diario Norte

Alejandro Pegoraro, de la consultora Politikon Chaco, vincula entre sí esas variables para definir fortalezas, debilidades, progresos y asignaturas pendientes de un distrito con muchos contrastes y mucha letra chica.
La consultora Politikon Chaco difunde cada semana diversos indicadores relacionados con nuestra provincia, basándose en datos oficiales. Pobreza, nivel de empleo, situación fiscal, indicadores de la actividad privada, son algunas de las categorías que exploran esos informes. ¿Pero qué Chaco veríamos si relacionarámos toda esa información?

Para responder a ese interrogante NORTE dialogó con Alejandro Pegoraro, el director de la consultora. Para él, la provincia «tiene un gran potencial pero también enormes deudas que resolver, sobre todo en materia social».




Pegoraro dijo que los números permiten describir al Chaco como «una provincia estructuralmente pobre pero que está atravesando un proceso, en los últimos años, de una importante recuperación, respecto por lo menos de lo que había sido el último lustro, y que está encaminándose a resolver algunas cuestiones estructurales que hacen al desarrollo provincial».

Esto último, dijo, se refiere a cuestiones que tienen que ver con el aparato productivo y el consumo, y «la presencia del Estado en determinados rubros o categorías que quizás antes estaban más dejados de lado».

«El Chaco va a seguir siendo siendo seguramente una provincia estructuralmente pobre todavía durante un largo período de años, pero lo importante es que haya un camino trazado, sobre todo en términos productivos. Si eso se sostiene en el tiempo, obviamente con las limitaciones que da el escenario nacional, creo que podemos empezar a pensar en posicionar a la provincia de otra manera», analizó.

«El Chaco tiene un gran potencial pero también tiene enormes deudas a resolver, sobre todo en materia social -resumió-, y creo que el desafío de cara a por lo menos los próximos cinco años, de cara a un nuevo gobierno sea cual sea, es potenciar algunos caminos vinculados al desarrollo productivo, donde falta muchísimo pero hay un inicio, y empezar también a discutir lo que tiene que ver con la generación de la riqueza y la distribución de la riqueza».

En ese aspecto dijo que se observan «sectores minoritarios que tienen un muy buen pasar pero la gran mayoría de la sociedad no puede ser partícipe de cualquier proceso de crecimiento que haya».




En su diálogo con NORTE, Pegoraro dijo que cuando habla de un proceso de recuperación se basa en datos que merecen una aclaración. «Siempre conviene considerar que el punto comparativo es muy bajo, si tomamos por ejemplo lo que fue el trienio 2020, 21 y 22, aun con la pandemia en el medio, comparando con 2018 y 2019, donde la economía nacional cayó drásticamente y el Chaco estuvo en ese contexto con impactos muy severos».

Alejandro Pegoraro, director de la consultora Politikon Chaco, en NORTE.

La recuperación chaqueña, dijo, se notó en el incremento del empleo privado formal, cuya dimensión total tiene diferentes números según cuál fuente de información se tome. «Eso está avanzando a buen ritmo, sobre todo en sectores específicos como la construcción, que fue de alguna manera la gran estrella en 2021 y también en gran parte de 2022, porque incrementó puestos de trabajo y proyectos. El salario todavía no acompaña, pero hay un proceso de crecimiento del mercado en general. Hoy hay unos 10.000 puestos de trabajo (en la construcción) y la provincia habla de casi 15.000 en base a la Uocra, pero hay un proceso que es claro», marcó.

A eso sumó otros procesos «vinculados al panorama productivo, que todavía siguen siendo débiles pero donde hay algún tipo de crecimiento. El sector forestal debería ser uno de los grandes protagonistas del crecimiento productivo chaqueño, aunque todavía estamos a años luz de lo que es, por ejemplo, el sector forestal de Corrientes o Misiones. Pero el Chaco tiene mucho para aportar».

«Si bien la cadena productiva chaqueña es esencialmente primaria, donde más del 80% de las exportaciones de la provincia son productos primarios, hay un crecimiento incipiente de la participación de las manufacturas agropecuarias e industriales. Son caminos que no se dimensionan en gran magnitud todavía pero me parece que es un buen punto de partida de cara a los desafíos que vienen», sostuvo.




«La gran deuda y la gran incertidumbre tiene que ver con la participación del Estado», dijo Pegoraro, señalando que luego de su fuerte presencia en la pandemia, el sector estatal «brindó algunas herramientas, por ejemplo para incrementar el consumo, que llegó en gran medida de la mano de programas oficiales». Pero advirtió que «el debate que todavía hay que dar no tiene que ver con el tamaño del Estado en términos de gasto público, sino con la eficiencia del gasto público. La provincia tiene cuentas públicas ordenadas, el 2022 cerró con superávit fiscal por tercer año consecutivo, algo que nunca se dio en la historia. Pero aun así parece que los recursos no terminan de alcanzar para cubrir todos los desafíos».

Pegararo no mostró dudas de que esas carencias «no son por falta de recursos, sino por una cuestión de ordenamiento del gasto y la eficiencia del gasto del Estado».

«En materia fiscal el Chaco está bastante ordenado, pero todavía tiene que resolver un montón de cuestiones», apuntó, y citó como ejemplo que el año que viene la provincia deberá pagar cerca de 60 millones de dólares por el primer vencimiento de capital del bono internacional emitido en 2016, mientras que a la par la deuda pública «tiene un tamaño que sigue siendo importante, aunque se redujo en términos reales en este último tiempo, lo cual hay que destacarlo. Pero sigue teniendo un peso considerable, de casi 90.000 millones de pesos según los últimos datos oficiales».

El consultor mencionó que tanto el gobierno como los candidatos de la oposición «hablan de reordenar el gasto del Estado. Esto no significa ajuste. Cuando uno revisa la estructura del gasto punto por punto, encuentra mucho gasto superfluo».

«Si continúan las condiciones actuales de la macroeconomía nacional, o si mejoran, la disponibilidad de recursos del Estado chaqueño es muy importante, sobre todo porque tiene un apoyo del Estado nacional, que es histórico, y que brinda muchos recursos más allá de lo que es coparticipación. Entonces el recurso no es el problema, sino la estructura del gasto», definió.


……




En materia de empleo público, Alejandro Pegoraro dijo que entre 2013 y 2016 «se produjo un incremento bastante importante (del número de agentes). Cuando asumió el gobernador Capitanich (en 2007) estaba en torno a los 60.000 empleados públicos, o un poco menos, y cuando terminó el entonces gobernador Peppo su primer año de gestión (2016) estábamos cerca de los 89.000 empleados públicos. Se mantuvo constante luego, con unos 82.000 empleos, y se redujo en los últimos años, bajando a unas 77.000 personas. Hay un proceso de reducción».

Esa disminución de agentes, dijo, se debe en parte a los sistemas de retiros aplicados en algunas áreas del sector público. «Hay que considerar que el tamaño del Estado creció, también porque creció su intervención, y eso puede explicar en gran parte el aumento del empleo, sobre todo pensando en sectores como salud, educación y seguridad», indicó.

El director de Consultora Politikon dijo que pese a la reducción de la cantidad de agentes del Estado provincial «sigue siendo un volumen muy importante cuando lo comparamos con el sector privado. Y si agregamos a los empleados públicos del Estado nacional que está en el Chaco y a los de los municipios, estamos fácilmente en las 100.000 a 110.000 personas».

Hay que tener en cuenta que la Población Económicamente Activa  en el Gran Resistencia, la jurisdicción que releva el Indec, hay 200.000 personas en la PEA sobre una población total de 500.000 habitantes.






Alejandro Pegoraro recordó que el Gran Resistencia «es uno de los cinco aglomerados urbanos del país con menor nivel de actividad, y en el NEA es la segunda más baja, detrás de Formosa, que es justamente la más baja a nivel país».

«Eso marca que hay una población inactiva muy alta. El Chaco en muy pocos períodos pudo superar el 40% de tasa de actividad, lo cual ya es un problema. Y cuando queremos evaluar la población inactiva para conocer sus características, hay un problema de disponiblidad de datos, pero siempre hablamos de dos categorías adentro: la inactiva típica, el jubilado o el estudiante que no está inserto en el mercado laboral, y los marginales que son los que en la jerga conocemos como los’ni-ni’, que son los que no trabajan ni estudian aun estando en edad de estudiar o trabajar», explicó.

Profundizando en ese tema, dijo que «hoy en el Chaco hay muchas personas que son inactivas y que podrían insertarse en el mercado del trabajo. De hecho, la tasa de desocupación del Chaco es baja porque la tasa de actividad es baja».

En ese punto recordó que «para medir la tasa de desocupación no se mide en función de la población total, sino de la Población Económicamente Activa, porque el desocupado, formalmente hablando, no es la persona sin trabajo, sino la persona que no tiene trabajo pero que lo está buscando. Por eso no tenemos que engañarnos por los mensajes de celebración cuando se destaca a Resistencia como uno de los aglomerados que están cerca del pleno empleo, porque eso formalmente es cierto, pero en lo social no es un dato positivo si la tasa de actividad es tan baja».

«El desafío chaqueño es incrementar la tasa de actividad, que más gente ingrese al mercado del trabajo. Esto grafica un problema estructural del Chaco, de personas que deciden no salir al mercado del trabajo, en parte explicado por diferentes financiamientos que tienen por programas sociales nacionales o provinciales. No es la única explicación ni la mayor porción, como se quiere instalar a veces, pero sí es un problema», resaltó.

Otros factores que inciden, dijo, son «los culturales, como por ejemplo una familia donde hay tres adultos, uno trabaje y con eso vivan, y hay una decisión familiar o personal de no salir al mundo del trabajo. Pero el problema con eso es que naturalmente los ingresos de los hogares se reducen».

Al respecto dice que los datos de Indec del tercer trimestre del año pasado, los más recientes disponibles, muestran al Chaco como la provincia con el ingreso per capita familiar más bajo del país, con unos 51.900 pesos de ingreso per capita familiar. «Esto es menores personas en actividad, lo cual es menos ingresos en los hogares y esto a su vez genera una exposición a la pobreza que es mucho más importante», señaló.




A ello se agrega que el Chaco es una de las provincias con salarios más bajos en el sector privado. «Estamos entre las cinco o seis más bajas del país, algo que compartimos con las provincias del Norte Grande, lo que indica que es un problema regional. Y además hay un sector informal más desprotegido», dijo.

Con estas perspectivas y el incremento del proceso inflacionario, Pegoraro dice que es previsible un aumento de la cantidad de chaqueños debajo de la línea de pobreza cuando se conozca el próximo índice. «Lamentablemente el 54% (de pobreza medido en el Gran Resistencia en el segundo semestre del año pasado) quedó viejo el día en que se publicó. Pensemos que el primer trimestre de este año la inflación está encima del 20% acumulado, por encima del 100% interanual, el 7,7% de febrero fue récord histórico, la regional fue de 7,8% y también fue un récord, en Resistencia particularmente también estamos con niveles muy altos, entonces naturalmente eso genera un caldo de cultivo que explota en los índices de pobreza».






Una de las consultas a Alejandro Pegoraro fue sobre si incide o no en el bajo índice de desocupación del Chaco la gran cantidad de beneficiarios de planes sociales. «Eso es un punto fundamental, porque si bien hoy el Indec funciona muy bien, lo que está en discusión es qué tan obsoleta queda la medición del Indec, no solo en términos de mercado del trabajo sino también por ejemplo de pobreza o inflación, y si no habría que rever la metodología», explicó.

Sobre el punto, señaló que «una persona ocupada se define hoy como una persona que durante los últimos 30 días trabajó por lo menos una hora. Entonces, si decimos que el 40% del Gran Resistencia tiene empleo, es parcialmente cierto. Es metodológicamente cierto pero realmente puede ser que no».

«En cuanto a los programas sociales, Potenciar Trabajo es quizá el programa más importante en volumen y en objetivos, y requiere que una persona cumpla funciones, por ejemplo en una cooperativa, esperan un proyecto determinado, cumplen su horario o sus objetivos. Pero muchos otros no cumplen funciones, o quizá las cumplen ni siquiera medio tiempo, sino un cuarto de tiempo, pero se registra como una persona ocupada (para las estadísticas oficiales)», explicó.

Pegoraro dijo que no se puede saber con exactitud de qué manera esto distorsiona la tasa real de desempleo, pero consideró que analizando diversos datos conexos, puede ocultar tres o cuatro puntos porcentuales de desempleo real.

Sobre los alcances de Potenciar Trabajo en el Chaco, dijo que los datos disponibles no son muy recientes, pero que a octubre del año pasado había 140.000 chaqueños inscriptos en ese plan. Hoy podrían ser un poco menos por los recortes al padrón de beneficiarios que se aplicaron a nivel nacional. Es decir que es mayor que la cantidad de empleados públicos que hay en la provincia y también que el total de trabajadores privados registrados.

«Ahí hay una mezcla de dos poblaciones. Una población desocupada, que históricamente estuvo desocupada, y una población que dedicó su tiempo a la economía informal o popular. Justamente Potenciar Trabajo quería llegar a ese sector. Cuando uno ve los trabajadores registrados en el Registro de la Economía Popular, en nueve de las diez provincias hay más personas inscriptas en la economía informal que los que están en la economía formal. Ya te pinta panorama de cómo es el mercado laboral en la región», dijo.

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