Entrevistador
Con la mano extendida, Ricardo Milese recibió a los técnicos del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias del Chaco quienes identificaron especies nativas en la Chacra.
Después de dejar la ruta 16 camino a Puerto Tirol, el suelo se vuelve de ripio. La vegetación comienza a crecer alrededor. Todo se ensancha con la música que traen las aves del campo. El vehículo baja la velocidad cuando ya abandona el ripio y continúa por calles de tierra blanca. Un toro cano bordea una cerca. El cielo se entrecorta por las líneas de alta tensión. A la derecha, marcando el camino, se encuentra un cartel que anuncia la llegada a destino: Chacra La Felicidad. Agroecología, permacultura y turismo, reserva de especies nativas.
La mañana estaba fresca. Ricardo Milese está al frente de la chacra, recibe a Walter Acosta, Víctor Vega, Elio Sánchez y Carlos Kees, los técnicos del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias del Chaco.
La historia de este espacio comienza en 2014. Ricardo presentó un proyecto para crear una huerta orgánica bajo el paraguas de la permacultura, la cultura de lo permanente donde todo se recicla y nada se tira. En 2016 el gobierno le cedió más de dos hectáreas. Desde entonces comenzó a plantar frutales de semillas que recién este año comenzaron a dar sus frutos.
«Mi intención es que este lugar sea un espacio educativo. Un lugar donde la gente pueda venir a reconocer las especies nativas en los senderos que están abiertos en el monte. Un espacios para aprender de agroecología, construcción en adobe», explica Ricardo Milese, al tiempo que también propone otras tareas como movimientos espirituales, meditación, yoga, charla sobre alimentación cruda y vegetariana. «Además difundo mucho la utilización de hierbas naturales, la carne gorda, llantén, yuyo colorado, verdolaga, entre otras‘, agrega.
Desde hace dos años está viviendo en la chacra. Antes vivía en Resistencia y viajaba todos los días. Ahora está limpiando y ampliando los espacios. Su intención es abrir las puertas el próximo verano, difundir las ofertas que tiene el espacio. Aunque ya están llegando algunos visitantes que se acercan por conocidos o por invitación. El personal del INTA también lleva gente y así comienza a correr la voz.
Paraíso, algarrobo negro, ubajay, lapacho rosa, aromito, timbó, mollé, así comenzó la identificación de especies de los técnicos del IIFA. ‘Al mollé le gusta el sol‘, desliza Walter Acosta, quien camina lentamente entre los árboles. Mira en silencio, levanta sus dedos delgados como un papel e indica que esas hojas tienen determinada forma y puede extenderse tanto de alto.
‘Siempre se aprende algo nuevo en el campo‘, agrega Ricardo, al tiempo que cuenta de algunas especies. ‘Me interesa saber qué propiedades tienen las plantas, saber qué usos le puedo dar a nivel medicinal y a nivel consumo‘.
Desde La Felicidad se promueve todo lo orgánico y agroecológico. Plantar de semillas. ‘Producir y consumir productos agroecológicos nos hace libres‘, sintetiza Ricardo Milese. ‘Estamos viviendo un cambio de era a nivel planetario. Las energías hoy son distintas, de apoco la gente está dejando de consumir carne naturalmente‘.
En tanto María Angélica Kees, vocal de Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias del Chaco, explicó que el instituto acompaña este emprendimiento donde se realizan procesos productivos agroecológicos y biodinámicos. «Después de este trabajo de campo se entregará una carpeta con información numerada y detallada de cada una de las especies identificadas con sus características‘, comentó.
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