Este fin de semana, se realizó en Resistencia el 3º foro latinoamericana de educación Travesti trans y No binaria, coordinado por la secretaria de género y diversidad del Chaco, y el bachillerato popular Mocha Cellis. Durante el viernes y sábado, colectivos militantes y espacios educativos populares LGBTIQ+ de distintas provincias y países vecinos, participaron en paneles y mesas de debate, en las que se discutió la formación docente con perspectiva travesti trans, la construcción de espacios educativos y experiencias estudiantiles.
Este foro es la instancia para copensar entre miembros de las comunidades educativas en general, formas posibles de generar espacios comunitarios de enseñanza, donde “abrazar” esas identidades disidentes que son excluidas simbólica o explícitamente por el sistema de educación formal.
Los espacios que participaron son fundados, en su mayoría, por las disidencias que no encontraron un lugar en las instituciones formales. Muchos funcionan en casas particulares o alquileres temporarios. Este tipo de encuentros, les permite visibilizar su trabajo tanto como su orgullo identitario, con el objetivo de llegar a mas provincias.
Referente de ese abrazo es el bachillerato Mocha Cellis, estudiantes lo han bautizado como “la escuela ternura” por brindar un espacio de amor, cuidado y contención.
Durante el foro, elDiario conversó con una de las referentes del bachillerato Mocha Cellis, Viviana Gonzales, “Nuestra propuesta es crear otro espacio de educación como el que existe en Buenos Aires, y también una denuncia, tanto a la parte directiva como a la parte docente de los espacios de educación” asegura Viviana en su dialogo.
LA ESCUELA TERNURA
Viviana, “La Vivi» o más conocida como «La Karateka» es miembro y cofundadora de la Asociación Civil Mocha Cellis, ingresó a la Mocha como estudiante, luego se transformó en presidente de su centro de estudiantes, y cuando egresó pudo cumplir sus “primero sueños de criatura”, llegar a la universidad para formarse como docente, y afirmarse en la escritura poética, dos de sus pasiones de niña, que junto con las artes marciales, son sus profesiones, y los puertos en donde afianzó su identidad travesti.
Para La Vivi, la escolarización le cambió la vida y le permitió ver un horizonte alejado de la prostitución y el calabozo que la acompañaron durante 34 años de vida, desde los 12 años. “Mi llegada a la Mocha fue luego de trabajar en Zonas Rojas, pero no porque yo lo haya elegido, era lo que el sistema lo dejó como única opción de supervivencia”
El espacio de formación se fundó en 2011, un año antes de la ley de identidad de Género, “como dijo Nadia Francisco Quiñones, la escuela no nació de un repollo arrancó gracias a la intención, al propósito y a la observación que tuvieron un par de loquitos y loquitas militantes” comentó vivi. Su historia de vida se profundizará en la edición de este viernes en la página de géneros de este matutino.
Desde su perspectiva de estudiante y actual docente de artes marciales, Viviana concibe la educación desde la pedagogía amorosa y su militancia es en función de la trasformación del sistema educativo y las pedagogías. “Hay muy pocas escuelas preparadas para abordar los cuerpos trans, hay que hacer escuelas para que la población trans no se quede fuera del sistema educativo, que esta mal también, porque deberían incluirnos dentro del sistema formal, pero mientras eso no pase, hay que crear espacios, y la mocha cumple ese rol” finalizó
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