17 de mayo de 2024

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Las fallas de seguridad en el ataque a Israel, una discusión que se pospone

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Foto: AFP.

El inédito ataque de Hamas a Israel el sábado pasado evidenció lo que analistas denominan «la peor falla de seguridad» en el país hebreo, en un momento en que la atención del Gobierno estaba puesta en la conflictividad creciente en Cisjordania, mientras que un vocero militar israelí señaló a Télam que si bien es «importante» responder la pregunta sobre las responsabilidades, el objetivo actual es «desmantelar el Gobierno» del grupo islamista en la Franja de Gaza.

La infiltración de Hamas en una veintena de localidades del sur de Israel, la destrucción de puestos militares, el asesinato de cientos de civiles y la captura de al menos 150 rehenes, todo en un solo día, no tiene registro similar en la historia de Israel.

Las miradas que buscan responsabilidades alcanzan tanto a militares como a líderes políticos.

«Fue la mayor falla de seguridad de la historia de Israel. Falló la cadena de respuesta ante una situación anómala en el borde con Gaza. El Ejército israelí tardó en total cinco horas en prepararse para enfrentar a Hamas. Ahí falló la cadena de respuesta temprana del Ejército», dijo a Télam el autor del libro La Disputa Por El Control De Medio Oriente, Ezequiel Kopel.

Para el especialista, Hamas pudo «burlar la base de seguridad israelí», en un operativo «por mar, tierra y agua» y que implicó el ataque con drones y cohetes, «inhabilitando los radares israelíes y puestos de observación, además de poner bombas en la cerca de alambre electrificada».

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La logística incluyó vehículos y «hasta caballos» y, según Kopel, después del ingreso de la elite militar a territorio israelí, «entraron palestinos del montón que seguramente no sabían nada de esa operación» que se mantuvo en un secretismo «inaudito».

De acuerdo a la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, este «fue informado a las 6:29 de la mañana, cuando estallaron los combates, y no antes».

El diario israelí Haaretz aseguró que los servicios de inteligencia y el Ejército (las Fuerzas de Defensa de Israel – FDI) mantuvieron consultas telefónicas la noche anterior.

Dos comunicaciones fueron entre la región sur del Shin Bet (agencia de seguridad interna) y distintas divisiones del FDI. Todo con el conocimiento del jefe del Estado Mayor de las FDI, Herzl Halevi.

Por otro lado, en el Shin Bet se realizó una consulta con el jefe de la agencia, Ronen Bar.

Según fuentes consultadas por el diario, en el Shin Bet se afirmó que el alerta que recibieron «se refería a un ejercicio», no a la preparación de un ataque.

«Por recomendación del Shin Bet y con la aprobación militar al más alto nivel, no se tomó ninguna medida», informó el diario.

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La pregunta acerca de las fallas de seguridad, tanto en las horas previas como en las posteriores al ataque, está presente en la opinión pública en Israel, pero también existe la coincidencia de que no es momento de responderla.

«Esa es una pregunta importante. Yo soy uno de los más de 300.000 reservistas (convocados) y cuando llegamos se la hemos hecho a los jefes del Ejército. La realidad es que entre lo que sucedió y lo que debería haber sucedido, hay una gran distancia», dijo Roni Kaplan, uno de los voceros militares del Ejército israelí, a Télam.

«Ahora tenemos que ganar esta guerra, desmantelar el gobierno de Hamas en la Franja de Gaza, restaurar la percepción de seguridad de nuestros ciudadanos, y después habrá tiempo para pensar en el pasado», agregó.

Hasta el momento, quien hizo una autocrítica fue Halevi, quien admitió errores en una conferencia de prensa. «No estuvimos a la altura», dijo el jueves.

Y agregó: «Aprenderemos, pero ahora es el momento de la guerra».

«Ahora tenemos que ganar esta guerra, desmantelar el gobierno de Hamas en la Franja de Gaza, restaurar la percepción de seguridad de nuestros ciudadanos, y después habrá tiempo para pensar en el pasado»Roni Kaplan, uno de los voceros militares del Ejército israelí

En tanto, el exjefe del Shin Bet (1995-2000) Amihai Ayalon apuntó a las deficiencias técnicas, en declaraciones hechas el mismo sábado al diario español La Vanguardia.

«La mayor parte de la inteligencia que tenemos actualmente de Gaza es lo que llamamos Sigint. Se basa en la interceptación de señales, ya sea teléfonos, internet… El enemigo lo sabe. Los líderes de Hamas (…) saben planear acciones sin utilizar teléfonos ni internet», dijo.

En esta línea, cuatro altos funcionarios de seguridad israelíes, que hablaron bajo anonimato con el diario The New York Times, dijeron que los servicios de inteligencia israelíes detectaron un aumento de la actividad en redes de milicianos de Gaza que estaban bajo vigilancia y enviaron un alerta a los soldados en la frontera.

«Pero no se actuó en consecuencia, bien porque los soldados no la recibieron, bien porque no la leyeron», declararon.

Luego fue el momento en que Hamas envió drones para inutilizar tanto las «estaciones de comunicaciones celulares y torres de vigilancia», lo que impidió vigilar la zona con cámaras, como las ametralladoras teledirigidas que Israel había instalado.

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En la etapa previa al ataque, las responsabilidades apuntan también contra los mandos políticos.

La coalición de Gobierno, que incluye a líderes ultranacionalistas religiosos del movimiento colono, impulsó un incremento «récord» de los asentamientos en territorio palestino: en Cisjordania y Jerusalén este hay más de 750.000 colonos, según la ONG israelí Peace Now.

Además, en Cisjordania, las FDI protagonizaron una serie de incursiones, incluso inéditas desde la Segunda Intifada.

«Puede ser una posibilidad. Son especulaciones hasta que no haya un comité independiente que investigue», dijo Kaplan.

Para Kopel, «hubo un cálculo del aparato militar de concentrar las fuerzas en Cisjordania, preocupados por los movimientos violentos que están haciendo los colonos israelíes, y por el levantamiento violento de los palestinos».

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El reverso de esa atención fue que pocos líderes israelíes miraran a Gaza.

En los cruces que hubo entre Gaza e Israel, tanto en agosto y diciembre del año pasado como en mayo de este año, el principal actor fue la Yihad Islámica, otra organización palestina considerada terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.

«Es un punto importantísimo. En las últimas dos rondas de enfrentamientos, Hamas no intervino. Israel consideró que Hamas tenía necesidades de gobernabilidad interna que hacían que no se sume al convite guerrero. Hubo un error claro de inteligencia, porque a Hamas lo que más le importa es atacar Israel, más que el día a día de la Franja», dijo Kopel.

Pero Hamas vio como una provocación los ingresos en 2022 y 2023 de las fuerzas de seguridad israelí a uno de los tres lugares sagrados del Islam, la Mezquita de Al Aqsa en la ciudad vieja de Jerusalén.

Tras el ataque, en medios israelíes circuló que Egipto había advertido a Netanyahu sobre la ofensiva, pero éste la desestimó. El premier israelí luego lo desmintió y lo calificó de «fake news».

Para Kopel «sí hubo un aviso». «Se habla de una conspiración, pero me parece disparatado. Netanyahu siempre va a ser el primer ministro que sufrió en un solo día la mayor cantidad de israelíes muertos en toda su historia. No entiendo en qué lo beneficiaría», estimó, sobre las especulaciones de que el jefe de Gobierno había dejado pasar la advertencia para justificar una ofensiva.

A Netanyahu se lo responsabiliza también por impulsar una reforma del sistema judicial que incrementó divisiones en Israel.

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«Los comandantes de todas las organizaciones de seguridad le dijeron que la política que impulsaba era mala y que era obvio que sería utilizada por nuestros enemigos», dijo Ayalon al diario francés Le Figaro.

Kaplan reconoció que «había una grieta social», pero a eso se le sumó «una tragedia nacional de las más severas de la historia del Israel moderno». «Ahí hubo una unión que a uno le da orgullo», aseveró.


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