19 de abril de 2024

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La UE apoya a sus miembros contra Turquía en la creciente tensión en el Mediterráneo

Los líderes de los países miembro de la Unión Europea (UE) se solidarizaron de forma inequívoca con Grecia y Chipre -ambos parte del bloque- frente las crecientes tensiones militares en el Mediterráneo con Turquía, al mismo tiempo que Atenas y Ankara, socios en la alianza militar OTAN, acordaron crear una línea directa para evitar posibles enfrentamientos armados.

Esta primera jornada estuvo marcada por el conflicto con Turquía.

Esta primera jornada estuvo marcada por el conflicto con Turquía.

En la primera jornada del Consejo Europeo de esta semana, las cumbres que reúnen a los jefes de Estado y Gobierno de la UE, el tema principal fue la creciente tensión en la región del Mediterráneo Oriental. Mientras el bloque cerraba filas con sus Estados miembros afectados, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) la apertura de un canal estable de diálogo.

En un escueto comunicado oficial, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, explicó que Grecia y Turquía acordaron establecer un mecanismo cuyo objetivo es «crear espacio para los esfuerzos diplomáticos para tratar la disputa de fondo». La línea directa se propone «facilitar una desescalada en mar y aire», agregó el texto, citado por la agencia de noticias AFP.

En paralelo, desde Bruselas, los líderes de los Estados miembros se reunieron para abordar las disputas que amenazan su enorme paquete de recuperación económica pospandemia y debilitan su capacidad para responder a las crisis en sus fronteras con Turquía y Bielorrusia.

Esta primera jornada estuvo marcada por el conflicto con Turquía.

El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, aseguró que «las provocaciones de Turquía ya no pueden ser toleradas», y que llegó el momento para que la UE discuta «con coraje y sinceridad el tipo de relación que desea tener» con ese vecino, clave en los últimos años para frenar la llegada de millones de inmigrantes y refugiados de Medio Oriente y Asia Central.

Al llegar a Bruselas para una cumbre de la UE convocada de emergencia para tratar esta cuestión, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo a la prensa que «la solidaridad de Europa con Grecia y Chipre es innegociable», según AFP.

Tanto Macron como la canciller alemana, Angela Merkel, apoyaron abiertamente «un diálogo constructivo» entre Grecia y Turquía

En tanto, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, destacó que su país tiene particular interés en esta cuestión porque comparte «el Mediterráneo con Grecia y Chipre», y expresó la solidaridad española con esos dos países.

Tras tratar la disputa marítima con Grecia y Chipre en el Mediterráneo oriental a propósito de yacimientos de gas, los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países de la UE tendrán una difícil agenda: discutir el compromiso de vincular el acceso a los fondos del bloque a la situación del Estado de Derecho en un determinado país, una idea a la que Hungría se opone ferozmente y que tiene enormes repercusiones en otras negociaciones.

En una turbulenta cumbre de cuatro días celebrada en julio, los líderes acordaron autorizar a la UE a asumir deuda para financiar un gigantesco plan de recuperación de 750.000 millones de euros (880.000 millones de dólares), respaldado por un presupuesto de la UE a largo plazo de un billón de euros.

Pero el presidente del Parlamento Europeo (PE), David Sassoli, advertirá a los jefes de gobierno que los eurodiputados se oponen a los recortes en programas clave de la UE en el plan presupuestario y quieren 100.000 millones de euros (118.000 millones de dólares) más.

El PE puede aún negarse a aprobar todo el paquete, y Hungría y Polonia también podrían bloquear el acuerdo si su acceso a los fondos queda condicionado por el respeto de los estándares europeos del Estado de Derecho.

No obstante, los líderes europeos parecen querer evitar áridas discusiones sobre presupuestos, y fuentes diplomáticas dijeron que la intención de todos es discutir asuntos diplomáticos y la postura estratégica de Europa.

Por ejemplo, Chipre -otro actor central de la crisis en el Mediterráneo- ha estado bloqueando sanciones por la crisis política en Bielorrusia, sugiriendo que si la UE quiere su apoyo a esa medida tendrá también que adoptar sanciones contra Turquía.

Una reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la UE la semana pasada no logró romper el punto muerto, por lo que se espera que los líderes puedan avanzar.

Los funcionarios de la UE han elaborado una lista de 40 funcionarios bielorrusos considerados responsables de la represión poselectoral en Bielorrusia susceptibles de ser sancionados si Chipre abandona su posición.

Los líderes deben definir si incluyen al líder de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, en la lista de sancionados, como ya lo han hecho Canadá y Gran Bretaña.

El reciente recrudecimiento de los combates entre Armenia y Azerbaiyán por la disputada región de Nagorno Karabaj también podría influir en la discusión sobre Turquía.

Finalmente, un tema que sin dudas se colará o ya se coló en las discusiones a puertas cerradas fue el anuncio de hoy de la Comisión Europea -una especie de gobierno de la UE- de iniciar acciones legales contra el Reino Unido, por un proyecto de ley que modifica unilateralmente el Acuerdo de Retirada.