La Morada del Limonero: una educación centrada en la expresión artística y las capacidades sociales

Se trata de un establecimiento que adopta la pedagogía Waldorf, un sistema educativo fundado por Rodolf Steiner, bajo sus concepciones antroposofícas. Existe hace más de 100 años a nivel mundial y desde hace unos de 80 en el país. En el Chaco, la Morada del Limonero es la única que lo aplica. Busca el desarrollo de cada niña y niño, en un ambiente libre y cooperativo, sin calificaciones ni repitencias; sino aceptando los tiempos de las infancias. Además, tiene un importante enfoque en el arte y los trabajos manuales.

Ubicada sobre avenida Alvear al 131, a la gran construcción antigua y un patio arbolado con juegos de madera y areneros, asisten niñas y niños de nivel inicial y de jardín de infantes.«En etapas iniciales se trabaja principalmente para brindar un entorno sano que acompañe el crecimiento de cada niño en su individualidad, y que pueda ser estímulo y terreno para el desarrollo progresivo de habilidades y la propia autonomía», explican desde el establecimiento. Dicha autonomía tiene que ver con «crear hábitos saludables, desarrollar la voluntad, cuidar los ritmos, relacionarse en armonía con el entorno y la naturaleza, y con otros niños y adultos»

En tanto, explican que el nivel primario, «con esta misma premisa, se enseñan los contenidos curriculares de la enseñanza oficial combinado con la Waldorf que busca, mediante la observación detallada de cada individualidad, el fortalecimiento de  sus capacidades, incentivando aún más la autonomía y la relación con otros y con el entorno, para que a futuro pueda ser un adulto que se desarrolle en libertad brindando sus potencialidades al mundo, no sólo desde un aspecto intelectual sino también social, cultural, y espiritual».

Sus inicios

Carina Sampayo, Mariana Alonso y Camila Morínigo Alcaráz, son una de las tantas educadoras que asisten al Espacio Educativo cada mañana. En diálogo con Radio Facundo Quiroga, Carina contó cómo fueron sus inicios: «Comenzó en 2014 con el impulso de buscar una educación alternativa. En esa búsqueda se juntaron tres personas que no se conocían y empezaron a gestar una escuela nueva. Una de ellas conocía la pedagogía 3000 y otra, la Waldorf». 

Se reunieron y presentaron ambas propuestas para definir cuál de las dos podrían ser aplicadas en el país. Por un lado, la pedagogía Waldorf -a diferencia de la 3000- «no tenía antecedente de funcionamiento en el país, solo se gestaba una en la provincia Entre Ríos», explicó Carina. En cambio, «la Waldorf ya tenía unos 80 años en la argentina y 100 en el mundo, por lo que había una base sólida de formadores».

El siguiente paso fue la realización de un taller a donde asistió la referente latinoamericana y especialista en educación Waldorf, Úrsula Vallendor, que fue la primera maestra de la primera escuela en Argentina (en Buenos Aires), acompañada de Yanina Martul.

«El primer taller tuvo por objetivo abrir y dar a conocer la pedagogía y ver si había gente que quiera formar un cuenco para gestar un jardín», señaló Carina y detalló cómo comenzó a gestarse La Morada del Limonero, «empezó con un jardín, con 4 familias, teníamos un lugar prestado Monteagudo 537. Allí nace el jardín, en 2015 de forma autogestiva, algo característico de la pedagogía».

En cuanto a la estructura, indicó que «cuenta con comisiones, dentro de ellas están las familias y los maestros que llevan a cabo el funcionamiento del establecimiento». Es que, el Espacio Educativo está en tratativas de ser oficialmente una «escuela» no así su jardín, que ya obtuvo el aval del Ministerio de Educación de la provincia.

«Hace 10 años atrás empezaron a surgir a mansalva las UEGP y se ponían cada vez más estrictos. No teníamos espacio propio, que es lo primero que te pide el Ministerio es la infraestructura. Lo que fue el proyecto, por contenido y planificación, estaba. Pero lo que era infraestructura no, entonces no nos podían habilitar. ese fue el más fuerte impedimento», explicó Cari. Luego de la Monteagudo, se mudaron sobre calle Mitre (siempre alquilando de forma autogestiva y con los aranceles educativos), pero el año de pandemia supuso un parate. Este año, desde febrero, están en el nuevo espacio ubicado frente al boulevard de la Alvear entre las calles Marcelo T. de Alvear y Corrientes.

Sobre la pedagogía

Según explican las educadoras en su página oficial, el fundador de dicho sistema educativo, Rudolf Steiner, es conocido por ser uno de los pensadores del Siglo XX y fundador del movimiento antroposófico, fue llamado a crear una escuela para los hijos de los trabajadores de la fábrica Waldorf Astoria en Stuttgart Alemania. Y así fue como se fundó el primer colegio Waldorf del mundo.

Para el erudito, el desarrollo infantil se divide en tres etapas principales: la educación de la primera infancia que se centra en actividades prácticas y juegos creativos; de la educación primaria, que se centra en el desarrollo de la expresión artística y las capacidades sociales; y de la educación secundaria, que se centra en el desarrollo del razonamiento y la empatía.

Mariana, Camila y Carina

«Una característica de la pedagogía es que la maestra que acompaña al primer grado, lo acompaña hasta el séptimo. Se evita conocer cada año un docente nuevo y genera un vínculo. Además, te da las herramientas para que dentro de lo grupal puedas aportar lo individual. No podes conocer de la noche a la mañana a un niño o una niña», detalló Carina.

Mariana, otra de las educadoras presentes, mencionó: «Te habilita, además, vincular con la familia, porque acá estamos 4 hs, lo demás está en la casa y es mantener una coherencia entre la escuela y la casa. Es un desafío que también está planteado en lo que ofrecemos como educación, como espacio». Mariana trabaja con niños y niñas en segundo grado, y el año próximo pasará a tercero, junto con ellas y ellos.

Las materias

Las materias son las mismas que en la educación oficialmente conocida, resumidamente: sociales y naturales, pero agrega una parte artística específica que es además adoptada a criterio de cada educador. «El maestro o la maestra de grado también tiene la libertad de poder, creativamente, utilizar cualquier herramienta artística para abordar la materia», sostienen.

A los espacios curriculares, los llaman «Epoca», porque se da por épocas.»Una época dura cuatro semanas o cinco, dependiendo de cada proceso evolutivo. En la misma ‘época’ se integran otros conocimientos», explicó Mariana y comentó: «Les leo un cuento sobre China, por ejemplo, y ya se trabaja geografía, escritura. Se trabaja de manera transversal con lo que es ciencias sociales y ciencias naturales pero también con un sentido».

Y profundiza: «En el primer grado eso no se aborda de la misma manera que en segundo. Siempre se tiene en cuenta el desarrollo evolutivo: cuándo se despierta el interés. Algunos comienzan escribiendo y luego leyendo. Hay que estar atentos cuando ese interés nace, ahí hay que brindarle lo que necesita».

La pedagogía Waldorf, entonces, tiene por objetivo «acompañar el proceso evolutivo en el que se desenvuelve el niño y la niña. El maestro también tiene que autoeducarse, desestructurarse de todo lo aprendido para poder también permitir conocer esto nuevo que ofrece la pedagogía, que es la mirada hacia este niño que es un ser único con una mente, un cuerpo, un alma y un espíritu».

Camila y sus clases

«Trabajo mucho con imágenes, porque lo que ellos ven, aprenden. Les llega de otra forma; o a través de los cuentos, que también a través de ellos se los lleva a imágenes que después de esas salen las letras, y así. También aplico algunas rondas de teatro (es, además de educadora actriz), con ejercicios, suelo hacerlo cuando ellos necesitan movimiento».

Trabajan con música, con artes que ahora incluye acuarela y modelado. «En primer grado están modelando cera de abeja, intentamos trabajar con material natural; en segundo y cuarto, con arcilla», relató Camila que, a su vez, confesó «me encontré con esta comunidad que me cambió para siempre y me sigue cambiando. Día a día trabajar con les niñes es un gran desafío como adulta. Intentar ser una persona digna de imitar es mi gran trabajo».

En el Espacio Educativo Morada del Limonero todo se articula con los padres. Uno de ellos, según comentaron, pone a disposición un campo en Puerto Tirol a donde acuden cada jueves (educadores, familias e infancias) a aprender de la tierra: huerta y bioconstrucción. Además realizan otros labores: tejido de dedos, lana en crudo, confeccionan sus propias agujas y tejen luego con ella.

«Vamos en colectivo desde la Morada, trabajamos toda la mañana con el profesor Nicolás, de huerta, y tenemos un horario de desayuno y recreo», contó Camila y precisó «los chicos de cuarto están haciendo un refugio con un bio-constructor de Corrientes con cañas y barro que es también lo que había en el espacio en el campo de Tirol. Se utiliza lo que hay».

No hay director, la estructura es un cuerpo colegiado conformado por diez educadores y educadoras en total, incluidos los maestros especiales (maestra de labores, el maestro de inglés, y la maestra de artes). Son ocho mujeres y dos hombres.

«Las maestras somos las que nos autogestionamos y nos vamos observando, sugiriendo, buscando tutores y tutoras, con más experiencia, de otros lugares y compartiendo entre nosotras».

Todos los jueves a las 14:30 el equipo pedagógico se reúne a tratar temas que competen a los maestros y a la institución, como hoy cuando Agencia FOCO se acercó a la institución a donde tras tomar fotografías, según manifestaron se abrieron para mostrar «algo muy valioso para nosotras, esto es oro, es la creación de los niños y las niñas».