La historia de los refranes: «Si te he visto, no me acuerdo»

Si te he visto no me acuerdo

La traición, la ingratitud, el ventajismo, la venganza, el enojo, el despecho… son todos ingredientes que le van muy bien al cóctel que se bate en esta sentencia, no puede quedar bien parado quien la merece… “Porque antes, cuando le convenía, el tipo andaba con nosotros, pero ahora que no puede sacar provecho: si te he visto, no me acuerdo”…

Las personas desagradecidas son muy estrechas de mente pero pueden llegar muy lejos con sus actos impunes. Por ejemplo: le hicimos un favor a alguien, un día encontramos a esa persona y nos desconoce, o hace como que no nos ve, incluso puede llegar a decirnos: “Sabés que no me acuerdo de vos”…

“Acá, en Uruguay, el refrán se usa tal cual” -dice Adolfo Afogutu-. “Antes de las elecciones los políticos visitan todos los pueblos, prometen muchas cosas, solucionar todos los problemas de cada lugar, para sumar votos, y después no corresponden al voto recibido. Si te he visto no me acuerdo, ¿quién sos que no te conozco?”… 

Todas variantes del desagradecimiento. Cuando contamos a alguien, con tristeza o enojo: “Le pedí a Fulano que me ayudara, pero él, si te he visto no me acuerdo, ¿podés creer?”, estamos queriendo decir, también, que alguna vez lo habíamos ayudado a ese Fulano… Pero Fulano se desentendió de aquella ayuda…

Como se desentendió Mengano, cuando le contó a su amigo Zutano, que había tenido sexo con una chica sin tomar precauciones. “¿No tenías forro?”, preguntó Zutano. “Sí, pero con la calentura me olvidé”, respondió Mengano. “¿Y qué hacés si dentro de un mes se te presenta la piba embarazada?” “¡Ahh, si te he visto no me acuerdo”…

Mientras tanto, hay quienes cierran este refrán abriéndolo con puntos suspensivos. Como Ismael Serrano, cuando canta: “Si te he visto no me acuerdo, si te desvisto no me olvidaré en la vida”… 

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