La historia de los refranes: «Quien ríe último, ríe mejor»

Quien ríe último, ríe mejor

Vamos a dedicar este refrán a Wimpi, Arthur García Núñez en su documento, periodista y escritor montevideano que hizo brillar su ingenio en la radio y la prensa porteñas, por las décadas del 40 y 50. En su tratado sobre La risa, él nos hizo descubrir que todo cuerpo es la expresión de un alma, y en esa expresión, los humanos “copiamos” nuestros estados de ánimo…

Cuanto más tristes, más para abajo todo; cuanto más alegres, más para arriba… ¿De qué se ríen, de miedo a que sea cierto?… ¡Es cierto! ¿Importa el motivo que nos hace reir? ¡Nooo! ¡Lo importante es que aún podamos reirnos!…

Usado para dar a entender que no se debe cantar victoria antes de tiempo porque la vida da muchas vueltas, y quien ahora se siente triunfador, de golpe, puede sufrir un cambio inadvertido, este refrán hace un llamado a que controlemos la soberbia, la fanfarronería, incluso la sed de venganza… ¿Por qué? Porque “Quien ríe último, ríe mejor” puede ser un buen equivalente de otro dicho: “La venganza es un plato que se come frío”… Pero también, ya en otro tono, puede aplicarse al que alcanza una meta soñada desde hacía mucho tiempo, mientras que sus rivales se le adelantaban o era criticado en forma injusta por su desempeño…

La risa nació por nutrición. Con el primer cazador que le mostró los dientes a su presa para ayudarse a capturarla y luego comérsela. Gestos arcaicos. Inaugurados por el humano recién desanimalizado… Así fue… Antes de que la risa fuera risa, el hombre acompañó su faena de apresar a la víctima que lo alimentaría… ¡mostrando los dientes!… Era la expresión simultánea a un vivo placer, a la delicia por excelencia…

Dos moralejas para un mismo fin: nunca cantes victoria, antes de obtenerla; y reite todo lo más que puedas, de lo que sea, no importa si sos el primero, el octavo, o el último… 

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