Duermen tres horas por día, viven en carpas y son sus propios mecánicos: la apasionante historia de los pilotos “Original” del Rally Dakar

Son amateurs y participan a puro pulmón en motos y cuatriciclos. Comparten un mismo sector, con sus vehículos están a la intemperie y no tienen ningún tipo de ayuda. Uno de ellos es argentino y le contó a Infobae cómo se llega con pocos recursos.

Los pilotos-mecánicos trabajando. Trabajan a destajo para el mantenimiento de sus vehículos. (Infobae)

Están separados del resto del campamento en el Rally Dakar y en un sector donde no hay lujos ni carpas grandes ni ostentosos patrocinantes. Son los humildes luchadores que por su espíritu amateur y la pasión dejan todo por estar en la carrera más dura del mundo. Lo hacen bajo la modalidad “Original” que les permite participar en motos y cuatriciclos por solo el costo de inscripción, aunque con la condición de hacerse todo ellos y son los pilotos-mecánicos.

No es algo nuevo en el deporte motor ya que cuando esta actividad nació, sea en el automovilismo como en el motociclismo, muchos de los pioneros fueron mecánicos que atendieron sus propias máquinas y les dieron un valor agregado a sus participaciones pues llegaron a competir con el apoyo de sus amigos y vecinos.

En el campamento de Riad, como en las otras ocho sedes de la carrera que se realiza en Arabia Saudita, están a la intemperie y si llueve deben reparar sus máquinas como puedan. Duermen tres horas por día en pequeñas carpas porque no tienen un equipo que los ayude, solo tienen una orientación de unos asistentes de la empresa francesa que gestiona el Rally Dakar, Amaury Sport Organisation (ASO), y un camión que les lleva sus pertenencias en todo el recorrido.

Ninguno vive de este deporte y durante todo el año buscan reunir el presupuesto que les permita estar. Vienen de diversas partes del mundo e Infobae habló con un argentino que integra este grupo: el chaqueño Carlos Verza.

Debutó en el Rally Dakar en 2015 y es uno de los tantos que sintió el flechazo cuando el evento llegó a Sudamérica en 2009. Tiene un pequeño taller en Sáenz Peña donde “tengo mi camioneta y hago servicios en el campo o donde haga falta”, cuenta. Gracias al apoyo de patrocinantes locales está llevando a cabo su séptimo y último Rally Dakar, según comentará más adelante.

Luego de limpiar los frenos a discos de su cuatriciclo Yamaha YFM700 R, afirma que “la única opción que tengo para poder correr el Rally Dakar es como piloto mecánico. Por un lado, se sufre, pero por otro me gusta porque soy mecánico en mi vida particular y acá me siento como en mi casa. Lo que pasa es que correr acá genera complicaciones porque no es lo mismo venir con un equipo y tener un techo seguro. También problemas con los tiempos, porque, por ejemplo, hoy es una noche linda, pero hay veces que llueve y es un problema hacer el mantenimiento”.

“Durante el año junto los recursos con amigos y gente de mi pueblo para poder correr y esta posibilidad de correr como ‘Original’, es la que tengo para correr acá”, agrega sobre cómo llega a reunir el dinero para participar y esa ayuda que recibe es a la vieja usanza con las peñas de sus vecinos que con cenas a beneficios y otros eventos recaudan fondos para que su representante pueda estar, como pasaba hace décadas en el Turismo Carretera.

La modalidad “Original” es un homenaje a quienes fueron pioneros en el Rally Dakar y competían de forma amateur y se atendían ellos mismos sus vehículos. En 2022 son 27 corredores con esa modalidad, 26 de motos y el único en cuatriciclos es Verza. ASO encontró la manera de darles la posibilidad a competidores con escasos recursos y eso se concretó consiguiendo un sponsor que ahora es una firma de lubricantes. Con el ingreso de ese patrocinio, la organizadora del evento llega a darles el lugar a Verza y compañía. Los pilotos están solos bajo un director deportivo de ASO y sus asistentes.

Sobre el costo que debe abonar explica: “La inscripción de 16.000 euros (18.200 dólares), que para nuestro país es una locura y no sé si podré seguir corriendo, hasta este (Rally Dakar) llego. Me costó muchísimo juntar ese dinero, desde mi posición al menos, y todo lo que es el cuatriciclo, aunque me lo voy haciendo yo con mucho sacrificio durante el año. Lo que te cobra el Rally Dakar es la logística en conjunto, lo que nos da durante los días de competencia, como el servicio (coordinación de los asistentes de ASO), el seguro médico, la comida, el combustible. Tenemos algunos descuentos por los años que uno está compitiendo, pero a eso hay que sumarle el pasaje de avión”.

El chaqueño aclara que tiene “gastos extras como las cubiertas y otros elementos que los va absorbiendo con su trabajo de todo el año”. “Si tuviese que pagar y venir con un equipo para que me haga una asistencia me sale muchísimo más, tranquilamente serían unos 45.000 euros (51.000 dólares). Todos los insumos se nos complican (a los argentinos) porque son importados y tenemos problemas hasta para conseguir las cubiertas que uno se las trae. La organización también nos provee del viaje del cuatriciclo desde la Argentina y en este caso vino en avión”.

Correr en su condición lo llevó a situaciones insólitas como la de no poder participar el año pasado porque su vuelo desde Buenos Aires se canceló sobre la hora, la reprogramación le impidió llegar a tiempo y forma para la carrera y no tuvo dinero para sacar otro pasaje. A todo esto el cuatriciclo recorrió los 12.600 kilómetros hasta Arabia Saudita. Una vez terminada la carrera su vehículo retornó junto con los de otros competidores de Sudamérica.

“Acá dormimos en carpa. Ahora está bueno que vamos a estar acá cuatro noches (en Riad) si no tengo que armar y desarmar la carpa todos los días. Nosotros, los ‘Original’, dormimos muy poco porque cuando vamos de campamento en campamento, el camión (que lleva sus cosas) tiene que salir muy temprano. Por ejemplo, hoy largué a las 7.30 de la mañana y me levanté a las 4.00. En un día común arrancás, desarmás la carpa y antes de irte se la tenés que dejar al camión que te lleva tus cosas al próximo campamento mientras que vos estás haciendo el especial (el tramo cronometrado)”, afirma.

Verza se vino desde la Argentina con dos juegos de cubiertas (ocho en total), un bolso grande y otro chico donde lleva sus pertenencias personales. Vino solo y llegar a la meta será su victoria. Implicará haber “dado la vuelta” como se le dice en la jerga dakariana cuando alguien logra completar el recorrido. Será como un título de campeón luego de tanto trabajo y esfuerzo.

Sobre qué lo lleva a ser semejante sacrificio, indica: “Primero es por pura pasión sino no te aguantás todos los días durmiendo tres horas por noche, con el frío que hace, la lluvia, lo que aguantamos acá, sino tenés pasión no estás acá. De correrlo de esta manera sin un equipo de asistencia de hacerlo así es nuestra única posibilidad”.

“Cuando vuelvo al Chaco lo primero paso un buen tiempo tratando de desacelerar el ritmo dakariano hasta que empiezo a dormir bien de vuelta y todos los años me pasa lo mismo. Este es mi séptimo Rally Dakar y me estoy despidiendo”, confiesa.

Por otro lado, revela: “Hay muchas situaciones extremas y una vez tuve que cambiar el motor del cuatriciclo y lleva mucho laburo cambiarlo, no es como el de la moto y estuve trabajando toda la noche y corrí dos días sin descansar. Eso fue en 2015 en el que se hizo en la Argentina, Chile y Bolivia. Pero bueno acá todos los días hay cosas locas y si no me pasa a mí le pasa a otro piloto. Acá hay pilotos de todo el mundo, no nos entendemos el idioma, pero tratamos de darnos una mano siempre”.

Una vez de regreso a su Sáenz Peña retomará su rutina diaria, esa que lo lleva a reparar los vehículos de sus vecinos. Verza no habrá ganado un solo centavo por su participación en el Rally Dakar, pero estar presente en la carrera más dura del mundo no tiene precio y mucho más para estos luchadores cuya pasión no tiene límites.

Por Darío Coronel – desde Arabia Saudita

Infobae