La historia de los refranes: «Al pan, pan, y al vino, vino»

Al pan, pan, y al vino, vino

A finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna, la fe cristiana estaba dominada por la Iglesia Católica Romana… Así era. Los dogmas y normas de la Iglesia dirigían la vida de las personas, que veían a Dios como una figura crítica que nuuunca dejaba que un error quedara impune…

Por ejemplo, sucesos sin explicación como tragedias personales, malas cosechas, incluso guerras, para la Iglesia eran vistas como consecuencias de la brujería o de actos de personas que habían hecho un pacto con el diablo… Y cuando se sospechaba que alguien había entrado en algún acuerdo de ese tipo, por lo general… ¡se lo quemaba en la hoguera!…

Estamos hablando de la misma Iglesia que coimeaba… perdón, quise decir cobraba el perdón de indulgencias porque necesitaban recaudar fondos para construir tal o cual basílica o lo que fuera. ¿Cómo se fijaba el precio del perdón? De acuerdo a los ingresos, e incluso los que habían muerto podían ser rescatados de las llamas del infierno si sus parientes pagaban unas monedas aparte…

Lutero, Calvino, Zwinglio eran teólogos que tenían sus divergencias pero acordaban en algo básico: Cristo es el único interlocutor entre Dios y el hombre. Punto. Cobradores intermediarios abstenerse. Y ningún perdón para la corruptela eclesiástica. Ellos eran académicos, pero no decían “Preparado de harina, por lo común de trigo, y agua que se cocina en el horno y sirve de alimento”; decían Pan. Tampoco decían “Licor alcohólico que se hace del zumo exprimido y fermentado derivado de las uvas”; decían Vino…

“Al pan, pan, y al vino, vino” es un refrán popular que invita a la franqueza y a la necesidad de hablar con claridad sobre lo que sea… Mientras más se demore alguien en abordar las cosas por su nombre, más difícil se le volverá todo…

¡Atenti con los vuelteros eh! Los rascamos un poco y encontramos a mentirosos que nos quieren engañar, o dorar la píldora… o hacernos tragar una píldora vencida…

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