27 de abril de 2024

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EEUU: las acusaciones de Cristina «son tan inverosímiles, que no deben tomarse en serio»

Dos días después del encendido y duro discurso que brindó la presidente Cristina Kirchner en Casa de Gobierno, los Estados Unidos se manifestaron sobre las acusaciones que lanzó la mandataria respecto de una «conspiración» en contra de su gestión y hasta un atentado contra su integridad física, lo que sumó tensión a la escalada que impulsa el gobierno nacional contra la gestión de Barack Obama por no respaldar su reclamo con los holdouts.

«Las expresiones de la presidente Cristina Kirchner son tan inverosímiles que no se pueden tomar en serio», señalaron voceros del Departamento de Estado ante una consulta del diario La Nación.

En la misma línea, explicaron a la agencia NA que la alerta de seguridad para ciudadanos y turistas norteamericanos que emitió la Embajada en Buenos Aires y que la jefa de Estado tildó como una «provocación», es un mensaje de «rutina», como sucede en otros países del mundo.

Y en un intento por bajarle tomo a la disputa, añadió la fuente consultada por el matutino que «el gobierno de los Estados Unidos procura una relación fuerte con la Argentina». Según dijo, «una Argentina próspera es algo que beneficia a los argentinos, a la comunidad financiera internacional y también a los Estados Unidos.»

Los voceros del gobierno de Barack Obama respondieron de esta forma al duro mensaje de Cristina Kirchner el martes por la noche en la Casa Rosada, cuando habló de «provocaciones», «maniobras desestabilizadoras» e incluso, deslizó la posibilidad de que se estuviera gestando «desde el norte» un ataque contra su integridad física.
«Si me pasa algo, que nadie mire hacia Oriente, que mire hacia el Norte», dijo la jefa de Estado, en medio de sus reproches a la administración de Obama por su rol en el conflicto con los fondos buitre y apenas días después de su duro discurso contra Washington en la Asamblea General de Naciones Unidas.

En ese mismo acto, Cristina acusó directamente a Kevin Sullivan, el encargado de negocios y máximo responsable de la Embajada en Buenos Aires, de «conspirar» contra la Argentina, luego de que la sede diplomática alertara a sus ciudadanos sobre hechos de inseguridad en el país.

«No vamos a caer en las provocaciones. No vamos a echar a nadie del país. Le recomiendo a todo Gobierno que cuando identifique a alguien que esta espiando o conspirando que lo dejen donde está, porque sino después le ponen a otro que no conocen», apuntó entonces la Presidente.

Pero el disparador lo dio en la asamblea general de Naciones Unidas, la semana pasada. Allí, habló de la «complicidad» de los Estados Unidos por amparar a un juez Thomas Griesa, quien, dijo, «pretende desestabilizar» al Gobierno y llevar al fracaso su renegociación de deuda.

En la mima ocasión, y sentada a sólo dos bancas de Obama, la Presidente puso en duda la política antiterrorista internacional del gobierno norteamericano. Más tarde, en conferencia con medios argentinos, abundó en su teoría y dijo que las decapitaciones que lleva adelante el grupo Estado Islámico podrían tener que ver con el modo en que fue asesinado Osama bin Laden, y la difusión que hizo de ello Estados Unidos. Para rematarla, sugirió complicidad de Washington con la provisión de armas y recursos para sus militantes.

Esta semana continuaron los ataques del gobierno nacional al entregar una misiva al jefe del Departamento de Estado. En ella no sólo se rechazaba el fallo del juez Griesa, sino que se hacía responsable a los Estados Unidos de violar una convención de las Naciones Unidas por la que ningún poder de un país -incluida su Justicia- puede atentar contra la soberanía de otro.

De acuerdo al matutino, ese convenio nunca entró en vigor y, además, entre los países que no lo firmaron -y que así impidieron su validación- figuran la Argentina y los Estados Unidos.